martes, 27 de noviembre de 2012

Klaus Schulze - BLACKDANCE


1. Ways of Changes (17:16)
2. Some Velvet Phasing (8:29)
3. Voices of Syn (22:26)

¿Qué es lo que nos fascina de la música de Klaus Schulze a algunos oyentes? Es difícil decirlo. Debe ser una mezcla de pasión por lo raro, necesidad de disfrutar de algo realmente único, y -por qué no- un cierto esnobismo. Podríamos añadir un último factor: el viaje musical, una posibilidad sensorial y mental que la música comercial difícilmente explora, precisamente porque se considera a sí misma como "solamente música". Esto no era así en los años setenta, una época de verdadera ilusión por lo creativo en la que se pensaba que la música podía ofrecer experiencias más completas que una bonita melodía o unas buenas letras. Hemos hablado largo y tendido sobre los derroches de imaginación del rock progresivo y la música cósmica (a la que Blackdance pertenece en mayor o menor medida, siendo un género de límites indefinidos), pero en el caso de discos como este hay que retroceder tres o cuatro pasos más para ver el cuadro completo.

Blackdance (1974) es el tercer álbum compuesto por Klaus Schulze. Generalmente es considerado un disco menor dentro de aquella fabulosa primera época suya, metido entre los rompedores Cyborg y Timewind, y quizá algo más prescindible que éstos. Sus planteamientos son los ya conocidos de la obra de Schulze: desarrollos largos y lentos, capas de sonido superpuestas y tendencia al oscurantismo. Hablábamos de sonidos que hacen viajar, y se hace patente que con una música tan extraña nos dirigiremos probablemente a lugares tan extraños como los que representan las pinturas surrealistas del suizo Urs Amann que ilustran los álbumes clásicos de este compositor que nos ocupa: eriales en penumbra en los que extrañas figuras difícilmente reconocibles surgen aquí y allá como cactus en un desierto infinito de otro universo. Se puede hablar de que esta concepción experimental de la música, un tanto abismal, es más bien fría y deshumanizada. No diré lo contrario, pero apuntaré que Blackdance contiene más elementos no-sintéticos de los que puede parecer.

Imagen del interior de la carpeta del vinilo.

Es cierto que predominan los fabulosos armatostes que entonces eran sintetizadores punteros, pero también tenemos a Klaus tocando una guitarra en el tema inicial Ways of Changes, tema en el que incluso se atreve con percusiones acústicas. No me parece que queden del todo bien, ni en Ways of Changes ni en fragmentos posteriores, pero el intento es loable. El segundo tema, de título Some Velvet Phasing, es un sencillo monólogo electrónico y ambiental que constituye uno de los mejores momentos del álbum. Y puestos a buscarle el lado cálido a Blackdance, hasta la voz humana tiene su hueco en el tercer corte, Voices of Syn. Según leo en una página de referencia (progarchives), se trata del barítono Ernst Walter Siemon, grabado en algún ensayo mucho tiempo antes.

No es un disco especialmente recomendable para principiantes, primero porque el músico estuvo menos inspirado que en otras obras más o menos contemporáneas, y segundo porque enfrentarse a su repertorio exige haber pasado antes por discografías más accesibles como la de Tangerine Dream o quizá Kraftwerk o Jean Michel Jarre, que ayuden a preparar nuestra percepción. En cualquier caso, tener Blackdance en nuestra colección es -una vez más- como poseer un pequeño universo contenido en un estuche de CD al que podemos escapar de vez en cuando con solo apretar unas teclas y cerrar los ojos. Eso no lo da cualquier disco.

Enterito.

2 comentarios:

juanitochapal dijo...

Si hay algo que me gusta de la música de Klaus Schulze es precisamente el hecho de que no es fácil de escuchar: son obras que requieren un "esfuerzo" por parte del oyente. No es la típica música que te pones de fondo mientras estás haciendo cualquier actividad trivial, ni mucho menos de las que puedes tararear y recordar antes de que termine. Tienes que poner toda tu atención para navegar por el océano de sonidos que recrea, un ambiente de mareas constantes que te zarandean de acá para allá.
Todo eso a mí me resulta muy estimulante, interesante y digno de apreciar. Sencillamente me resulta gratificante dedicar mi tiempo a algo que otros no entienden o que consideran, como tú bien dices, Conde, como algo "raro".
Muchas gracias por tu entrada y una sugerencia: a ver si ofreces un ranking de las obras de Schulze, sabiendo de antemano que tu favorito es el "X".
Saludos Conde y continúa deleitándonos.

Ramon dijo...

Uf. Reconozco que me costó mucho de entrar en este disco. Es mas, creo que nunca he llegado a escucharlo entero. Me es como estridente, incomodo. Acabo estresado :-) . Nada que ver con la sensacion de placidez de Timewind o Mirage, etc...Otros discos de K.S. suelo revisarlos de vez en cuando. Este nunca pasa esa revision :-))

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