domingo, 29 de mayo de 2011

Moby - DESTROYED


1. The Broken Places (4:10)
2. Be the One (3:29)
3. Sevastopol (4:20)
4. The Low Hum (4:13)
5. Rockets (4:47)
6. The Day (4:32)
7. Lie Down in Darkness (4:25)
8. Victoria Lucas (5:54)
9. After (5:29)
10. Blue Moon (3:30)
11. The Right Thing (4:25)
12. Stella Maris (5:13)
13. The Violent Bear It Away (6:50)
14. Lacrimae (8:05)
15. When You're Old (2:18)

Acaba de salir a la venta el nuevo disco de Moby, titulado Destroyed, bastante tiempo después de que se hiciese popular en la red de redes el EP Be the One, adelanto gratuito del álbum. Richard Melville Hall, que lleva una década aglutinando en su persona las facetas -casi siempre incompatibles- del compositor espiritual y del ídolo del pop superventas-amigo-de-las-estrellas-de-Hollywood, regresa con un trabajo muy ambiental, muy chill, que ya llena cualquier búsqueda en Google de críticas variopintas.

Como no me gusta guiarme por lo que cuentan otras, empezaré con los hechos objetivos. Destroyed viene acompañado de un libro con fotografías de Moby sobre su última gira, convirtiendo el conjunto en una especie de crónica de lo que siente y vive un artista que se recorre el mundo a gran velocidad y en poco tiempo. Ahí están esas fotos de asépticos corredores de estaciones de metro y aeropuertos con luz artificial que sirven de arte conceptual al álbum y sus singles. Moby declara, además, que los temas de Destroyed son fruto de las ideas que se le ocurrían durante largas noches de insomnio.

Moby

La crítica: Destroyed, si bien demuestra que Moby sigue siendo capaz de grandes cosas, me ha resultado muy aburrido. Vaya por delante que escucho ambient habitualmente, y este mismo blog anda plagado de trabajos del género al que he puesto por la nubes; pero creo que Moby todavía no ha sido capaz de lograr una profundidad tal en sus composiciones que logre mantengan atentos pese a su estatismo genérico, como sí consigue el eterno referente Brian Eno. Moby, cuyo estilo (al menos bajo este seudónimo) siempre se ha caracterizado por su uso de sampleados R&B, electrónica casi bailable y algún toque guitarrero y de piano, se ha puesto demasiado cómodas sus zapatillas de ingeniero y ha ido perdiendo progresivamente la frescura de su obra maestra Play (1999), alucinante lección de imaginación e inmediatez. Desde entonces, y ya desde su todavía estupendo 18 (2002) se ha ido escudando en temas pop interesantes lanzados como singles-gancho para asegurarse las ventas, mientras que el resto de temas de cada trabajo, salvo honrosas excepciones, han caído un poco en lo repetitivo, en esquemas para él conservadores que los hacen llevaderos y bonitos, que no geniales.

Portadas del EP Be the One y del single The Day.

Destroyed es el culmen de todo ello, seguramente el fin de una etapa, y Moby deberá plantearse cómo continuar con su carrera. Sus sampleados tienen cada vez menos gancho -algunos parecen cánticos new age al estilo ERA-, su piano suena apagado y sus arreglos orquestales tipo banda sonora de peli de acción (por ejemplo, en After) cualquier cosa menos originales. Ni siquiera el correspondiente single pop The Day tiene demasiada gracia, quedando a mil millas de la divertida We Are All Made of Stars. Sí que hay cosas muy loables en Destroyed, como la pegadiza Be the One y su voz robotizada con vocoder; la sublime Stella Maris, otra demostración del cristianismo extrovertido del compositor que, de no ser por una sutil producción electrónica, suena casi como una obra auténtica de música sacra; y Lacrimae, una buena idea que quizá se prolonga más de lo necesario. Pero el grueso de temas contenidos en Destroyed es una serie de melodías no muy inspiradas, repetidas hasta la saciedad y con fondos new age un poco cargantes que no los alejan del maniqueísmo.

Vídeo oficial de The Day.

Es casi como si Destroyed fuese para Moby un homenaje a sí mismo en clave "relax". Desde luego, como música para ambientar una lectura o una conversación es estupendo, pero le falta tanto la cualidad estremecedora y envolvente del buen ambient como... como eso que no se puede describir y que era simplemente mágico en Play, el disco con el que, para bien o para mal, cualquier obra posterior de Moby sigue siendo comparada. En Spotify. Aquí, Lacrimae:

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