viernes, 18 de marzo de 2011

Øystein Sevåg - CLOSE YOUR EYES AND SEE


1. Horizon (6:22)
2. Grounding (5:14)
3. Norwegian Mood (4:59)
4. Silent Prayer (6:50)
5. Short Revelation (5:02)
6. Message from Silence (3:37)
7. Gaia (4:48)
8. Gratitude (5:00)
9. The One Word of the Wiseman (5:02)
10. Home (5:57)

El músico noruego Oystein Sevag debutó en el mundo del disco con Close Your Eyes and See (1989), después de flirtear con el rock y, sobre todo, con la música clásica. Sevag (me ahorraré las extrañas grafías escandinavas, si a nadie le molesta) es un compositor de formación clásica, eso sí, especializado en la flauta y el piano. Con bastante acierto se unió a las poderosas oleadas de la new age que, durante la década de los ochenta, se hicieron fuertes en mercados decisivos como el norteamericano gracias a sellos especializados del prestigio de Narada o Windham Hill. Precisamente esa segunda discográfica fue la que acogió con los brazos abiertos a este músico tras el fulgurante éxito de ventas de Close Your Eyes and See, que al parecer se editó originalmente en una productora de vida efímera fundada por el propio Sevag, Siddharta.

Eran años de gran creatividad en los que el género new age, siempre teniendo en cuenta lo neblinosos que son sus límites, se afianzó como alternativa musical ante un público muy numeroso que encontraba altas dosis de satisfacción en toda la filosofía orientalista meditativa que venía a contrarrestar uno de los grandes males de nuestro tiempo y que entonces estaba en boca de todos: el estrés. La música, entendida como terapia regeneradora del espíritu, iba unida (o no) a muchas sesiones de terapia a las que el ciudadano medio asistía para aislarse un poco de las preocupaciones mundanas del día a día. Al llegar a casa, este mismo fulano de tal también se dedicaba un ratito a sí mismo escuchando buenos álbumes de música relajante. Cerraban los ojos y "veían". En mi opinión, la forma en que hoy entendemos este tipo de música es muy distinta a la de entonces. Hoy muchos de los trabajos que salen a la venta carecen de mérito artístico, ya que están directamente encaminados a las terapias y a los réditos económicos en favor de músicos de escaso nivel y que, en más de un caso, enmascaran a colectivos de editores de escasa o nula ambición creadora que editan discos compactos como quien vende varitas de incienso para quemar. En los ochenta, no obstante, el camino era otro: músicos procedentes de diversos géneros hacían sus pinitos en la new age, ofreciendo obras que, si bien no siempre escapan de sus fines terapéuticos últimos, sí que ofrecían una experiencia musical muy valiosa en sí misma. Oystein Sevag es uno de los más respetables de todos aquellos que comenzaron entonces.

"Mi profundo deseo es que este álbum le inspire en el camino a su fuente interior".
(Oystein Sevag)

Close Your Eyes and See es un disco bastante rico en su variedad. Contiene una serie de temas que son como un muestrario a pequeña escala de lo que el género new age podía ofrecer a sus aficionados, desde piezas con un ritmo suave y cálido como Horizon y Gaia (que parecen complementarias) hasta composiciones algo más sobrias y ambientales como Silent Prayer, Message from Silence o The One Word of the Wiseman, pasando por cortes en los que la sensualidad del saxo crean un ambiente colindante con el jazz comercial, como Norwegian Mood o Home. Personalmente, ninguno de los cortes del álbum me hace vibrar de emoción, aunque el conjunto es sólido y causa una excelente impresión tras su escucha completa. Lo que más se puede destacar, al menos comparando el trabajo de Oystein Sevag con el de otros músicos de su generación, es que se nota que ha sudado la camiseta: suena una amplia variedad de instrumentos, amalgamados con numerosos efectos electrónicos y una producción contra la que no imagino objeción alguna.

Cierra los ojos y mira, como se subtituló la edición española del disco, es un trabajo para gozar en la intimidad, en la soledad de la propia mente y del hogar en penumbra. No nos exige una gran preparación como melómanos y tampoco nos toma por tontos, lo que lo convierte en el proverbialmente perfecto producto new age: relaja, tonifica y nos da una experiencia musical excelente. Muy recomendable.

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