domingo, 7 de marzo de 2010

Angelo Badalamenti - THE STRAIGHT STORY


1. Laurens, Iowa (2:46)
2. Rose's Theme (2:55)
3. Laurens Walking (4:11)
4. Sprinkler (2:56)
5. Alvin's Theme (4:24)
6. Final Miles (4:06)
7. Country Waltz (2:45)
8. Rose's Theme (Variation) (3:07)
9. Country Theme (3:37)
10. Crystal (4:07)
11. Nostalgia (6:51)
12. Farmland Tour (3:08)
13. Montage (7:24)

"Mi mundo es un poco oscuro... un poco excéntrico. Lo concibo como trágicamente hermoso" (Angelo Badalamenti)

Unos cuantos de los directores de cine más conocidos del mundo tienen a sus músicos habituales, y raramente se arriesgan a contar con otros. Uno de ellos es David Lynch, oscuro ídolo de varias generaciones de cinéfilos y habitualmente incomprendido por quienes no se cuentan entre sus fans acérrimos. O se está con Lynch o se está contra él. No obstante, un par de veces en su carrera, David Lynch se ha salido del tiesto en películas alejadas de su extraño universo de pesadillas laberínticas. Por ejemplo, lo hizo en sus inicios con El hombre elefante y la última vez fue con la película que nos ocupa: Una historia verdadera (1999). El músico de cabecera de Lynch, Angelo Badalamenti, supo adaptarse perfectamente a las exigencias del cambio de registro.

Angelo Badalamenti.

Badalamenti, italoamericano de Brooklyn, comenzó a trabajar con Lynch en uno de los primeros éxitos de éste, Terciopelo Azul (1986). Sin embargo, fue a finales de la década cuando Badalamenti empezó a hacer que su música trascendiera más allá de las películas a las que acompañaba. Sucedió con su famosísima banda sonora para la serie Twin Peaks (también de David Lynch), cuyo tema de la cabecera, junto al dedicado a la mítica Laura Palmer, son clásicos del género. Tal y como explica el propio músico en su cita de arriba, su música es ciertamente bella, y ciertamente triste. No obstante, siempre he tenido la impresión de que la clave de su íntima compenetración con la imaginería inquietante de David Lynch se basa en su relativa calidez, que actúa como contrapunto. Badalamenti, sin embargo, concibe esta calidez con cierta dosis de nocturnidad y misterio. Es una calidez relativa.

El protagonista, Alvin Straight, encarnado por Richard Farnsworth.

Pero la música que compuso para Una historia verdadera es cálida del todo, aunque más agresivamente melancólica de lo habitual. La película cuenta la historia de Alvin Straight (de ahí el título original), un anciano que recorre los estados de Iowa y Wisconsin en un no demasiado veloz cortacésped para visitar a su hermano, que ha sufrido un infarto. Los sentimientos que se desprenden del paisaje interno y externo a los personajes son los que la música potencia magistralmente: la vejez, el desamparo de la soledad por una lado, los vastos territorios de las llanuras norteamericanas por el otro. Badalamenti crea una especie de sinfonía country intimista, con una presencia especial de la guitarra en detrimento de los arreglos de sintetizador de otros trabajos del músico. Se trata de una banda sonora mucho más artesanal que otras de las suyas, aunque igualmente ambiental y atmosférica. El efecto final, debe señalarse, es bastante distinto del habitual entre Lynch y Badalamenti, ya que, mientras que en colaboraciones previas la música parece destacar por su rareza, aun por encima de la ya bastante rara galería de enanos y teléfonos del director, en este caso acompaña a las imágenes de forma equitativa, logrando momentos de enorme placidez.

La cortadora de césped y su remolque, avanzando poquito a poco.

Destacan Rose's Theme y la famosa Country Waltz (usada en un anuncio de coches), si bien todos los temas tienen su peso. Prácticamente no hay un solo corte del álbum que corresponda a música puramente incidental, por lo que bien merece su escucha como obra musical, perfectamente capaz de ser disfrutada sin hacer referencia a la película.

1 comentario:

Equinoxe dijo...

Una banda sonora muy hermosa, sí señor. El tema del anuncio es de los que ponen los pelos como escarpias. Y la película, de las pocas de David Lynch que he podido ver con agrado (tal vez tenga que darle otra oportunidad a David).

No conozco demasiado bien la discografía de Badalamenti, pero me da la sensación de que esta obra se sale bastante de su estilo (que yo encuentro bello pero con pocas variaciones) y eso se agradece.

Abrazos y ánimo con el blog!

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